domingo, 16 de enero de 2011

Referendum aunque duela

Cuando se plantea entregar el poder directamente al pueblo, el mecanismo más importante que existe es el plebiscito o referéndum. Este es pues la esencia o núcleo de la democracia directa.

De esta manera los ciudadanos tienen la posibilidad de expresar su opinión sobre temas importantes o que interesan a la mayor parte de la ciudadanía.

Sin embargo uno puede tener la tentación de pensar que dar la opinión al pueblo solo interesa cuando el resultado previsible es favorable a la opinión de uno mismo.

Es decir, nos posicionaremos a favor de un referéndum en aquellos temas en los que podamos lograr mejorar la situación actual o en los que intuyamos que podemos ganarlo. Y por contrario nos posicionaremos en contra si puede haber un empeoramiento de la situación o en aquellos temas en los que intuyamos que la mayor parte de la población estaría en contra.


Pongamos un par de ejemplos. El tema central será el aborto (probablemente el tema más polémico junto al tabaco hoy día). Insisto que solamente es un ejemplo y que no pretendo ofender la sensibilidad de nadie.

Situación favorable
Estamos en una situación en la que rige una ley del aborto que permite a las mujeres abortar hasta los 3 meses de embarazo. La opinión publica está mayoritariamente en contra, al igual que nosotros.

En esta situación defenderemos la convocatoria de un referéndum para revocar la ley del aborto puesto que intuimos que el referéndum saldrá favorable a nuestras pretensiones. Además, en caso de fracaso no perderemos nuestro estatus actual (es decir, no se produce empeoramiento).

Situación desfavorable
Misma ley del aborto y misma situación de la opinión pública, pero nosotros estamos a favor de la ley del aborto. Es más, pensamos que sería mejor ampliarla a 5 meses de embarazo (por ejemplo).

La situación descrita en este hipotético caso sería claramente desfavorable y llevaría a nuestro inmovilismo. No reclamaríamos un referéndum porque probablemente lo perderíamos. Más aún, sería mejor estar en contra del referéndum, pues la situación podría empeorar (hay una expectativa de que de celebrarse una votación, la ley del aborto sea revocada.

Egoísmo individual o solidaridad colectiva
Estas dos hipotéticas situaciones las hemos planteado en un marco de decisión individual, y es a la que se enfrentan nuestros representantes políticos. Pero desde la óptica del colectivo lo justo es pensar en la mayoría.

Es decir, lo mismo que no es justo que nuestros representantes políticos tomen decisiones basándose en su criterio personal y de espaldas a la mayoría, también lo es que nos posicionemos a favor o en contra de la democracia directa en función de nuestros intereses personales.

La lección que debemos extraer de este post es que la democracia, o el sistema, está por encima de nuestros intereses egoístas como individuos. Que lo que importa es que reflexionemos y actuemos como grupo. Que nos gobernemos entre todos, de forma colectiva hablando, dialogando, pactando hasta llegar un acuerdo y votando en referéndum sobre aquellos temas en los que no.

2 comentarios:

Robert dijo...

Y total, no estaríamos peor que ahora, donde los políticos hacen y deshacen contra "mis" intereses sin ni siquiera preguntarme :(

Alberto dijo...

efectivamente, celebrar un referendum es siempre mejor que no celebrar ninguno y celebrar dos mejor que celebrar uno.

Tener en cuenta la opinion de la poblacion, para la toma de decisiones, mejora la calidad de la democracia y aumenta su legitimidad

un saludo