Como habrán visto en los últimos días, el mundo árabe, y más concretamente el norte de Africa, están viviendo un movimiento revolucionario de transición hacia regímenes menos dictatoriales y más democráticos.
La revolución empezó en Tunez, las exigencias de la población de más libertad, acabaron con el derrocamiento del régimen y el inicio de un proceso de transición democrática, que recuerda mucho a la transición española. Esta revolución fue impulsada por la juventud, que tras décadas de dictadura.
Ahora Egipto, con la esperanza de emular a Tunez, está levantándose por fin contra su dictatorial gobierno. Y eso teniendo en cuenta que este régimen, al igual que el de Tunez y todos los nordafricanos, cuentan con el apoyo y la complicidad de la comunidad internacional, que prefiere sacrificar democracia por estabilidad.
Realmente admiro el coraje que están teniendo, sobre todo la gente joven de estos países. Esas luchas y manifestaciones demuestran que realmente desean libertad.
Todo esto lo comparo con mi país y me echo a llorar. Sí, es cierto, ellos no tienen democracia y nosotros la disfrutamos desde hace más de 30 años. Pero la gente parece haber olvidado que no vivimos en el mejor mundo de los posibles, que es posible aspirar a mas.
Yo comprendo y comparto la frustración de la población en general, pero sentarse en una pantalla y ver el Sálvame o el Gran hermano, por mucho que pueda ayudar a entretenerte y evadirte de los problemas, no los solucionan ni los apartan.
La gente está preocupada por las cosas que pasan, es cierto, pero parece resignada a que las cosas son como son porque no pueden influir en las decisiones de los políticos. Cuando esto no es cierto y la prueba la tenemos al otro lado del mediterraneo.
Las revoluciones nordafricanas no están auspiciadas por un rey o por un partido político que desee llevarles a la democracia representativa, están empujadas por el pueblo. La libertad y la mejora de las condiciones de una sociedad solo se logran con la participación de todos.
Cualquier democracia representativa, por muy bipartidista y manipulada que esté, siempre será mejor que una dictadura, como bien saben allí. Pero la democracia actual también tiene fallos, fallos muy graves como el contar solo con la opinión ciudadana cada 4 años.
La sociedad española no puede resignarse ante decisiones impuestas por políticos y mercados. Podemos aspirar a más. Podemos alcanzar un sistema mejor. Solo hace falta movilización, solo hace falta inconformismo. No podemos quedarnos quietos mientras nos perjudican una y otra vez.
Votar cada cuatro años no es suficiente. Exijamos, movilicémonos, y pidamos más democracia directa, más opinión ciudadana y más referéndum.
1 comentario:
Pero luego las huelgas generales son de apoyo a los sindicatos en vez de en contra del Gobierno... así nos va ¬¬
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