En la Plataforma Democracia Directa hablamos de renovación, de cambio, de la necesidad de avanzar en el Sistema Democrático para recuperar el interés de la ciudadanía.
Pero, ¿Por qué lo hacemos? ¿Cómo sabemos que el sistema democrático, tal y como está concebido ahora, está en crisis?
Hay una serie de síntomas que podemos intuir para saber que una democracia está en crisis. Una de ellas, y es la que voy a analizar hoy, es la abstención.
Cartel reivindicativo |
La abstención como saben, es el acto, deliberado o no, por el cual una persona que tiene derecho a voto en una democracia, no lo ejerce.
La intencionalidad de la abstención es algo muy relativo, pero generalmente hablamos de abstención intencionada, cuando, existiendo conocimiento, se manifiesta en forma de indiferencia hacia la elección.
Mientras que la abstención no deliberada se debe generalmente a causas o motivos muy distintos. Olvido, imposibilidad o ausencia suelen ser los motivos que pueden llevar a alguien a no ejercer el voto, aun cuando se tenía la intención verdadera de ejercerlo.
Esta última es la que llamaremos abstención estructural o difícilmente evitable, puesto que se debe a factores complicados de controlar. Por este motivo dejaremos de lado este tipo de abstención en el análisis.
¿Se puede cuantificar la abstención deliberada? Realmente es complicado establecer una cifra o un porcentaje de lo que representa esta respecto del total, pero teóricamente se podría calcular como la diferencia entre la abstención existente con y sin obligatoriedad de voto.
Aun con todo y sin intención de realizar un estudio pormenorizado, se puede inferir observando estudios y tendencias de voto, los siguientes resultados:
- aquellos países que establecen la obligatoriedad de voto, logran cifras de abstención notablemente más bajas que cuando este era libre.
- en los países donde existe libertad de voto la abstención crece de forma alarmante, especialmente allá donde perdura una larga tradición democrática (Estados Unidos, Suiza, Japón,…)
- el número de países donde se establece voto obligatorio crece
Chiste acerca de la Abstencion |
Todo esto es sintomático de que la abstención intencionada crece, lo cual nos lleva inevitablemente a pensar que algo falla en la democracia representativa.
Nos debemos preguntar entonces qué es lo que produce la abstención intencionada. Existen factores sociodemográficos y psicológicos que pueden determinar una abstención, pero la principal causa de la abstención en los sistemas democráticos es de origen político y tiene que ver con el alejamiento entre la ciudadanía y la clase política.
¿Y por qué se produce ese alejamiento? Aquí habría que hacerse otro análisis exhaustivo pero seguramente llegaríamos a la siguiente conclusión: los políticos no hacen lo que quieren los ciudadanos, es decir, no responden a la voluntad real o verdadera del pueblo.
Es, como podemos ver en la pestaña de Informacion acerca de la Democracia Directa, uno de los fallos de la democracia representativa. El ciudadano no se siente querido, no se le tiene en cuenta, por lo que finalmente pierde el interés por la política, con lo que implica, la abstención electoral.
El ejemplo más reciente de esto lo acabamos de vivir en Portugal. Las elecciones presidenciales del país vecino han registrado una abstención histórica del 53 %. Es decir, más de la mitad del electorado no acudió a votar. Y esto es debido más que nada a ese alejamiento del que hablamos. Los portugueses sienten que las medidas económicas tomadas, son decisiones impuestas desde arriba y que nada pueden hacer para cambiarlas, votasen lo que votasen.
Cartel de CGT reclamando la abstención |
¿Hay una solución a esto? Desde luego que sí. Y además es sencillo: implicar a la ciudadanía directamente en las decisiones que se toman. La Democracia Directa, como sistema político, ofrece esa plataforma para la toma de decisiones populares a través de su instrumento clave: el referéndum.
El referéndum supone que sea el ciudadano, y no el político, el que finalmente tome determinadas decisiones. Independientemente de que y cuantas decisiones se sometan a plebiscito, lo importante y con lo que nos tenemos que quedar es que, contar con el pueblo en el proceso decisorio, le hace implicarse e interesarse más en la política.
Por lo que podemos decir que la Democracia Directa supone un avance social y una protección al sistema democrático para evitar que su progresivo abandono (a través de la abstencion) implique la vuelta a sistemas dictatoriales, implicando al ciudadano y rescatándolo de la apatía.
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